Es el ritual a efectuar cuando sepamos con seguridad que una persona nos desea mal. Y es para que nos deje en paz y eliminar las consecuencias de su actitud. No tenemos derecho a atacar a nadie, pero si a defendernos. Con este ritual a la persona en cuestión no le pasará nada, pero nosotros nos libraremos de ella y de su influencia.
1 cráneo negro
Papel pergamino
1 aceite vence maldición o similar
1 polvo destructor
Alfileres negros
1 frasco grande de boca ancha
Sal negra
Polvo tapa bocas
Algún objeto que pertenezca a la persona que nos ha hecho daño. En su defecto, un papel con su nombre.
Orina
Tinta mágica negra (mejor tinta de guerra)
1 plomo
Incienso de protección.
Carbón vegetal (para el incienso)
Antes de comenzar el ritual, sahúme el lugar donde lo vaya a hacer con el incienso y los carbones.
Identifique a la vela (el cráneo) con el nombre de la persona, con la ayuda de un palillo. Unte el cráneo con aceite destructor y deje reposar. En la parte superior del cráneo haga una trepanación cerca de la mecha (es decir, un agujero) donde insertará el plomo y el polvo destructor. Coloque la vela sobre un plato y enciéndala.
Mientras tanto, en el frasco de boca ancha, ponga el papel pergamino con el nombre de la persona, eche el resto de los productos – incluido el aceite que haya sobrado de antes). Deje el frasco a la derecha de la vela hasta que ésta se consuma.
Durante 7 días eche en el interior del frasco unas gotas de su propia orina, (esto es ideal para cortar trabajos malignos).
Los restos de la vela junto con el frasco, tírelos después de pasados 21 días; en un envoltorio oscuro y a un contenedor alejado de su hogar y por donde no deberá de pasar al menos durante un mes.