La influencia de la Luna sobre el hombre no es una mera suposición o un sueño de poetas románticos, sino una realidad que tiene su base en la proximidad con nuestro planeta, pues están solamente a una distancia aproximada de unos 384.000 km. Para hacernos una idea de la influencia que la Luna ejerce sobre la Tierra, su misma fuerza de gravedad es la que mantiene constante la inclinación del eje terrestre, que es de 23º, si esta influencia dejara de ejercerse, la inclinación del eje terrestre cambiaria, con los consiguientes cambios climáticos. Esta misma fuerza de gravedad, combinada con la que ejerce el Sol, es la causante de las mareas. Este efecto es más intenso los días de plenilunio o de novilunio, al estar los tres planetas – Sol, Luna y Tierra – alienados. Cuando la Luna está en fase de creciente o de menguante, los efectos sobre las mareas son menores.
¿Y qué importancia tiene esto para nosotros? No hay que olvidar que el cuerpo humano está compuesto por tres cuartas partes de liquido, así que nosotros también tenemos nuestras pequeñas ‘mareas’ personales. Todos hemos tenido días de estar extrañamente exaltados, o nerviosos, o que nos cuesta dormir, o días de ‘bajones’ inexplicables…de hecho, gran variedad de ciclos biológicos están influidos por los ciclos lunares y entre los muchos organismos vivos que siguen una especie de ciclo lunar, está el ser humano. Todos conocemos a alguien especialmente afectado por estos ciclos al que a veces llegamos a calificar cariñosamente de un poquito ‘lunático’… el ciclo menstrual de las mujeres, aproximadamente de 28 días, asociado estrechamente al ciclo lunar. De hecho, esta estadísticamente demostrado que en los días de Luna llena, los partos se precipitan, hay más suicidios y más violencia. Y también es la Luna que inspira, la ‘musa’ de los artistas y de todos los seres con una fina sensibilidad.
A nivel más cotidiano, todos nos hemos dado cuenta alguna vez de que al cortarnos el pelo, por ejemplo, unas veces nos crece antes que otras. Incluso si hacemos atención, nos daremos cuenta de que el sangrado de las heridas también es más o menos abundante según la fase en que se encuentre la Luna.
Lo que normalmente conocemos como lunación, recibe el nombre astronómico de revolución sinódica y tiene una duración de 29 días, 12 horas y 44 minutos. Este es el tiempo que tarda la Luna en ocupar la misma posición con respecto al Sol y es el que va de una Luna nueva a la siguiente.
Las cuatro fases lunares son: Luna nueva. Luna creciente. Luna llena. Luna menguante.
En el momento en que se produce la Luna nueva o novilunio, ésta ocupa el mismo grado que el Sol, formando un aspecto de conjunción. El sol ilumina la cara no visible de la Luna, de modo que la que divisamos desde la tierra queda en penumbra. La Luna no se ve y la noche es más cerrada. Durante los 14 días siguientes, el desplazamiento de la Luna va descubriendo paulatinamente una parte más de su superficie: es la Luna creciente. En la mitad de este proceso – siete días y nueve horas después del novilunio – la Luna forma un ángulo de 90º con respecto a la posición del Sol, formando un semicírculo: es el cuarto creciente. La Luna sigue ‘creciendo’ y al llegar al grado opuesto al Sol – es decir a 180º – recibe de lleno toda la luz solar en la cara visible desde nuestro planeta: es la Luna llena. La noche es más clara y mucho más iluminada.
Tras esta fase, la Luna empieza a ‘disminuir’ progresivamente su tamaño durante los siguientes 14 días: la Luna menguante – transcurridos 22 días y 3 horas después del novilunio – formando un ángulo de 270º con respecto al Sol: es el cuarto menguante. Y llegamos a los 29 días y medio, en los que de nuevo la Luna ocupa el mismo grado que el sol y desaparece de nuestra vista para dar lugar a la siguiente lunación.
En magia, la Luna tiene una importancia capital, ya que las peticiones, trabajos y rituales, deben de hacerse en la fase lunar apropiada. Es decir, que si lo que deseamos es ver incrementar algo, debemos hacerlo en la fase de creciente. Si por el contrario, lo que deseamos, es que algo disminuya o desaparezca, debemos llevarlo a cabo en su fase de menguante.
Muchos trabajos no se consiguen o peor aún, se consigue el efecto contrario a nuestros deseos, por no hacer atención al poder de nuestra maravillosa LUNA.