MAL DE OJO

El mal de ojo es el producto de una reacción negativa e inconsciente – a veces no tan inconsciente – de una persona hacia otra; una persona que alimenta sentimientos malévolos hacia otra persona o ser vivo. (Recordemos que un mal de ojo también puede ser enviado hacia animales o plantas)

 

Una palabra, un deseo potente, la envidia, y sobre todo, nuestras propias inseguridades pueden provocar efectos nefastos en nosotros mismos además de un perjuicio para la colectividad. Nuestro primer contacto con el entorno se concreta mediante la vista, por eso dicen que una mirada vale más que mil palabras, y es cierto. Los ojos delatan a una persona: si es pacifica o agresiva; si es coqueta o sencilla, si es rabiosa o envidiosa, tímida o provocadora.

 

Así pues, no es de extrañar que el ojo, desde tiempos inmemoriales haya sido considerado como el principal transmisor de energías ya sean positivas o negativas del alma humana. Existen protectores de envidia desde tiempos inmemoriales como el ojo de Casiopea, el ojo de Horus, la cruz de Caravaca, etc., porque desde que el mundo es mundo han existido Caín y Abel, blanco y negro, luz y sombra, amor y odio.

 

La vista es el órgano que más poder puede canalizar debido a su correspondencia con el hígado donde se acumula toda la rabia y la frustración, la simpatía y la confianza. Mediante la mirada podemos trasmitir esas emociones y muchas veces incluso de forma inconsciente. Si nos enamoramos los ojos nos brillan de luz, la ternura de la madre se percibe en la mirada sobre el bebe, el filtro de la ira se refleja en las chispas que desprenden nuestros ojos, y ante la envidia, se enturbia la expresión, se oscurecen la luz y los parpados se entrecierran como un felino dispuesto a atacar en la noche.

 

Aunque algunas personas niegan su existencia, es una verdad que no se puede negar. Pero no es una maldición. El mal de ojo es en realidad una enfermedad del aura, originada por vibraciones externas.

Evidentemente, hay personas que son más propensas que otras a sufrir este contagio, bien por su especial sensibilidad, o bien porque por alguna causa –enfermedades físicas, problemas diversos –  su protección áurica se encuentra debilitada.

 

Sus síntomas más evidentes son:

 

Un malestar generalizado que comienza por agitación, cansancio, malas rachas sin motivo justificado, en todos los asuntos que estamos tratando y  que va in crescendo acumulando malestares y molestias.

 

Suele ir acompañado de problemas físicos no habituales.

 

¿Cómo se produce esto?

 

Sencillo. A través de una asimilación de energía dañina trasmitida por otra persona, ya sea provocada voluntaria o involuntariamente.

 

Puede ocurrir que el provocador desconozca su propio poder y lo más seguro es no sea consciente de sus propios deseos o envidias, pero eso no quiere decir que igualmente no sea el causante.

 

Hay unos síntomas que son indicativos de mal de ojo provocado:

 

EN LOS NIÑOS

 

Hay 4 síntomas muy definidos:

 

– Llanto continuo (sin haber causa aparente alguna).

 

– Falta de apetito.

 

– Insomnio (se suelen despertar por la noche).

 

– Irritabilidad.

 

 

SINTOMAS EN PERSONAS ADULTAS

 

1.-Insomnio

 

2.-Pesadillas y sueños negativos repetitivos.

 

3.-Sobresaltos durante el sueño (se despiertan con sensación de azoramiento y agobio)

 

4.-Pesadez y opresión en el pecho ya sea dormido o despierto.

 

5.-Presión en la garganta por un sueño ocurrido en las últimas horas de la noche. Siempre en este caso el despertar es sobresaltado con la presión en la garganta.

 

6.-Tensión nerviosa. Estado de nerviosismo y ansiedad generalizada, pero hay que tener en cuenta que deben concurrir más de un síntoma a demás de este.

 

7.-Falta de energía. Se encuentra en un estado de e energía bajísimo encontrándose habitualmente cansado.

 

8.- Depresión

 

9.- Mareos y vahídos

 

10.- Mente confusa: no comprender cosas simples, olvidos, sensación de embotamiento. Pérdida de memoria

 

11.- Nauseas, y vómitos y falta de apetito

 

13.- Inapetencia sexual.

 

Y en general: Tristeza, llanto, dolores de cabeza, estómago y espalda sobre todo. Tensión nerviosa y falta de concentración son características muy sintomáticas. A esto se añade que los médicos no encuentran motivo justificado para estos estados, y evidentemente, a partir de ahí, ya tenemos el caldo de cultivo para que se sumen los problema de relación de pareja, con secuelas tales como la impotencia o inapetencia sexual. Los mareos, la pérdida de memoria. La desgana o desinterés por la vida aparecen en escena, y como consecuencia llegan problemas laborales, y económicos, bien sazonado todo ello con enormes disputas familiares. El resultado es una crisis personal, en la que lo más difícil, es detectar la causa. En una palabra la persona ha perdido su vibración energética habitual y todo se vuelve en su contra.

 

Pero atención: El hecho de que nos reconozcamos en algunos de estos síntomas no significa que estemos cogidos por el mal de ojo; deben coincidir muchas de todas estas características y así y todo debemos cerciorarnos de que  el aojamiento se ha producido y para ello lo mejor es acudir a un buen especialista. Y si éste, realmente confirma el mal de ojo, entonces proceder a quitar este ‘virus’ que está bloqueando nuestra vida entera.

 

El mal de ojo, es un problema – una enfermedad – muy seria. Y si la persona no hace caso a él, lo niega, puede verse absorbida poco a poco en una espiral de negatividad y mala suerte. Como toda enfermedad – en este caso digamos espiritual – el mal de ojo tiene cura, y cuanto más pronto se trate y se elimine, mejor será. Cuando es crónico, es mucho más difícil de eliminar.

 

Para aquellas personas que deseen saber más sobre estos temas, les aconsejo mis cursos de ‘embrujamiento y desembrujamiento’ donde aprenderán no solo los síntomas, sino también las causas, los diferentes tipos de mal de ojo y así mismo, la forma de detectarlos y sobre todo, la forma de curarlos.

 

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