DECRETO: ME AMO Y ME ACEPTO

ME AMO Y ME ACEPTO.

Así de simple. Así de fácil. Así de poderoso… y así de infinitamente complicado.

Muchas personas se vuelcan en su entorno. Olvidándose de ellas mismas. Yo no voy a entrar si esto está bien o no. Pero si que digo y afirmo, que es la primera obligación que tenemos es con nosotros mismos. La frase esa de ‘no se puede dar aquello de lo que se carece’ para mi es una realidad tangible.

Muchas personas se quejan de no tener relaciones plenas y armoniosas. ¿Cómo se puede querer que otra persona nos ame o nos aprecie o nos valore… si nosotros mismos que al fin y al cabo somos los que más nos conocemos, no lo hacemos? No nos equivoquemos. Los pensamientos son vibraciones. Y solo se atraen vibraciones semejantes. Si tú no te amas ni te aceptas, solo atraerás a personas con las mismas carencias que tú.

Amarse y aceptarse quiere decir que todo y estando muy conscientes de nuestros defectos, también lo estamos de nuestras virtudes. Amarse y aceptarse es tratarse con cariño, con benevolencia, asumiendo nuestros errores, por supuesto, pero sin fustigarnos; a menudo el humano es el peor enemigo de sí mismo. Tenemos que aprender a ser más compasivos y amorosos con nosotros mismos. La materia prima es la ideal. Poco a poco la iremos mejorando.

Creo que todos deberíamos imaginarnos como niñitos pequeños que están empezando a andar. Unos lo harán con valor, otros lo harán con timidez. Unos irán muy rápidos. Otros más despacio…pero, ¿tú te imaginas a una madre diciéndole a su hijo-a, a su bebe, que es tonto porque no lo consigue?  ¿O que ya por eso no lo ama? Pues así debes de tratarte a ti mismo. Con mimo y con cariño. Que no quiere decir con permisividad.

Puede que te sientas solo-a… pero eso solo es una falsa percepción. Cada vez que pienses que no te amas, que es imposible que te aceptes porque tú deseas o quieres o necesitas esto y esto… contémplate a ti mismo-a con los ojos con los que te miraría la más amorosa de las madres. Pero es que ni siquiera es así. Por mucho que el amor de una madre es infinito… el amor de DIOS, de las entidades espirituales por ti es infinitamente superior. Eres amado-a. Eres querido-a. Eres valorado-o.  Eres aceptado. Sin juicios. Sin reproches. Con el más INFINITO AMOR, que quizás, una mente humana no pueda llegar a comprender.

A través de este decreto, con paciencia y perseverancia, con toda la sinceridad de tu alma y de tu corazón,  vas a lograr ‘verte’ tal y como lo hacen nuestros hermanos de luz. Tus hermanos, que siempre están ahí. Esperando a ser llamados, esperando que por fin entiendas y veas y sientas tu luz… que te veas con los ojos amorosos, amables y compasivos, con los que ellos te miran a ti.

Si te amas y te aceptas, dejaras de tratarte como un felpudo, recobraras tu dignidad inherente y empezaras a atraer situaciones y personas a tu vida en consonancia con esa vibración que tú empiezas a emitir.

Si te amas y te aceptas, los demás también lo harán. Y si te amas y te aceptas, atraerás a tu vida personas que a su vez sepan lo que es amar y aceptar.

Puedes hacerlo todas las veces que quieras. Repetir y repetir, con suavidad pero con firmeza. Y con cariño. Por la mañana y por la noche. Y si posible, mirándote directamente a los ojos. Es ideal trabajar ante un espejo.

Con todo mi amor…

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