LEO

23 julio – 22 agosto

Signo de Fuego. Fijo. Masculino

Simbolismo: el León

Regente: Sol

Frase clave: YO QUIERO

Palabra clave: MAGNETISMO

A Leo, quinto signo del Zodiaco, corresponde el corazón mismo del verano, el ápice del calor solar, el momento de máxima exuberancia de la naturaleza, que ofrece generosamente sus frutos; el ardiente fuego de Leo irradia, regala calor, fuente de energía vital inextinguible.

Leo es, de hecho, un signo de suprema vitalidad, grandioso y enérgico en todas sus manifestaciones: así como el sol resplandece con luz propia. Leo proclama la máxima conciencia del valor individual y de las potencialidades creativas personales.

Definitivamente egocéntrico, el nativo se coloca en el centro del propio mundo, y se impone al de los demás; ambicioso, audaz, orgulloso de sí mismo, su sentimiento de autoafirmación esta tan arraigado, que el ejercicio de la autoridad resulta su vocación más lógica. El optimismo y la confianza ilimitada en las propias capacidades lo convierten en un sujeto con coraje sobrado para afrontar obligaciones y riesgos; la derrota no forma parte de su vocabulario y consigue éxitos con frecuencia brillantes gracias a su entusiasmo y a la voluntad de actuar correctamente que lo impulsa a ofrecer lo mejor de si mismo.

Si bien es tenaz en sus deseos y ambiciones, no soporta las contrariedades y no sabe adaptarse a circunstancias que perciba inadecuadas o limitativas; quisiera, como el Sol, que el mundo girase alrededor de sus voluntades. Sus grandes cualidades creativas estimulan su no menos vigoroso dinamismo, sugiriéndole ideas y ocupaciones que lo alejan de la media; el nativo de Leo no está hecho para las pequeñas cosas, desconoce la modestia, apunta a grandes resultados y su arma vencedora es justamente la convicción, como punto de partida, de que va a ganar.

Sin embargo, corre el riesgo de infravalorar los problemas y descuidar los detalles que escapan a su atención. El exceso de confianza en sí mismo, lo conduce a conceder poca importancia a enemigos y adversarios. Ese es su verdadero punto débil ya que convencido de su absoluto triunfo, jamás considera planes alternativos.

De naturaleza ardiente y generosa, confía en los semejantes hacia los que se comporta con lealtad, y de los que espera recibir un trato similar; se deja engañar con facilidad y se queda desilusionado frente a una traición.

Su mente es rápida, sintética, organizadora, de amplias concepciones e ideales genialmente arriesgados, a veces demasiado para poderse llevar a cabo, pues lo cierto es que el nativo de Leo peca de falta de realismo.

Dotado de una gran fuerza de carácter, demostrada por su actitud protectora y segura, el sujeto siente la necesidad de llamar la atención, inspira admiración y sabe como influenciar a quienes le rodean; su corazón es generoso, pero exige confianza y sumisión incondicionales, como se espera de un rey de la jungla.

Sus sentimientos, sinceros y perdurables, están exentos de mezquindad y acompañados por una poderosa sensualidad. El amor ocupa, frecuentemente, un lugar primordial en su existencia y evidentemente, el rey despliega en este campo toda la magnificencia de su majestad: regalos carísimos, flores, efusivas declaraciones no exentas de teatralidad… su pareja tendrá que acostumbrarse a todo menos a la discreción.

En realidad, el lado magnifico de Leo tiene bastantes matices infantiles, aunque la frescura de sus intenciones es uno de sus mayores encantos. Leo no conoce las medias tintas y así cuando se enamora, se vuelca por completo en la persona amada hasta el punto que algunos podrían tacharle de exhibicionista. Si esa persona responde a sus expectativas, Leo le jurará amor eterno y una lealtad absoluta, ya que no hay que olvidar que Leo es uno de los más fieles de todo el zodiaco. Pero para mantener viva esa llama, Leo necesita atenciones y mimos que le hagan sentirse importante, pero, convencido del amor de su pareja, puede llegar a ser un poco descuidado, ya que, una vez la conquista hecha, no se le ocurre pensar que esa persona necesite algo más que su mera presencia.

La seguridad que manifiesta en sí mismo es uno de sus mayores atractivos y encantos, pero cuando esas cualidades se convierten en arrogante vanidad, se vuelve intolerante y poco inteligente ya que hará cualquier cosa por conseguir halagos y seguir conservando a toda costa su protagonismo.

El nativo de Leo se siente fuertemente atraído por los placeres, por todo lo que sea lujoso y brillante; lo seducen los desafíos y competiciones, cualquier cosa que le proporcione emociones fuertes.

Como factor negativo, el sentirse satisfecho de si mismo puede desembocar en una susceptibilidad excesiva, la seguridad en arrogancia y presunción, el vigor en cólera y falta de sensibilidad, las dotes de mando en autoritarismo despótico. La necesidad de hacerse notar lo puede convertir en un individuo demasiado vanidoso y sensible a las alabanzas, la ambición corre el peligro de ser insaciable voluntad de predominio.

La obstinación y convicción en las propias opiniones pueden dar lugar a un talante inamovible, erróneamente convencido de la inmutabilidad del presente y del derecho adquirido a determinados privilegios. Al afrontar su existencia, el nativo aspira siempre a objetivos relevantes y a menudo consigue ocupar posiciones importantes – por lo menos en el propio ambiente – y a asegurarse una satisfactoria prosperidad material; el tren de vida es asimismo elevado, puesto que un Leo o abandona su grandiosidad ni siquiera en el ámbito privado.

Anatómicamente, el signo de Leo se relaciona con el corazón y con las funciones cardiovasculares, el dorso y la espina dorsal.

Con frecuencia pone de manifiesto una constitución robusta, capaz de realizar grandes esfuerzos musculares y de recuperarse fácilmente, si bien sujeta a estados febriles e inflamatorios.

Rasgos Positivos

Dramático

Idealista

Orgulloso

Ambicioso

Creativo

Optimista

Romántico

Generoso

Seguro de sí mismo

Optimista

Rasgos Negativos

Vano

Preocupado por la situación social

Infantil

Arrogante

Miedo al ridículo

Cruel

Jactancioso

Pretencioso

Autocrático