Hacer un ritual no es solamente coger y encender unas velas y untarlas con aceites y polvos.
Ante todo y sobre todo hay que pensar que todo ritual conlleva un gasto de energía, de tiempo y de dinero. Así que hay que pensar y valorar si de verdad deseamos y necesitamos aquello que vamos a emprender.
Hay que valorar y sospesar detenidamente las consecuencias de nuestros actos. Aquello de ‘ten cuidado con lo que deseas, no sea que se te conceda’, nunca es más cierto que aquí.
Gasto de energía: es nuestra fuerza de voluntad. El fuego impulsor, la materia prima, pues hay que volcarse y sobre todo y ante todo visualizar. No tanto lo que estamos haciendo, sino lo que queremos ver realizado: es decir, crear con nuestros pensamientos la realidad.
Gasto de tiempo: el tiempo que invertimos en pensar y dar forma al ritual. El tiempo que tardamos en encontrar los materiales. El tiempo que se tarda en hacer el ritual en si. Y el tiempo que se tarda en potenciarlo en meses sucesivos y en visualizarlo hasta su obtención. Todas las cosas importantes de la vida, se obtienen a base de perseverancia.
Gastos de dinero: esto es lógica pura. Buenos materiales: mayor triunfo y poder. Es decir, a veces queremos algo con todas nuestras fuerzas…pero luego no estamos dispuesto a invertir nada o casi. Entonces, quizás es que no lo deseamos tanto. Y con esto no quiero decir que haya que gastar grandes sumas de dinero sino que la magia no es sinónimo de milagros; en un trabajo, en un ritual, se ponen a trabajar las fuerzas del cosmos, intervienen entidades espirituales y hay que demostrar en la medida de lo posible que de verdad ‘queremos’ aquello que pedimos. Por otra parte, y utilizando el paralelismo de las cremas de belleza por ejemplo, no es lo mismo una crema de 10 euros que una de 80. No nos engañemos a nosotros mismos. Buenos ingredientes garantizan mayor triunfo.
Si una vez considerado todo esto, aun seguimos pensando en que merece la pena hacer un ritual… adelante. Rara vez saldrás defraudada, a no ser claro, que pidas un imposible. La magia es muy fuerte, pero es inútil que pidas ganar unas oposiciones si no estudias. Magia sí. Milagros no.
