LOS DECRETOS….

Para mí el arte de decretar es el arte – o la ciencia – de transmitir a través de los pensamientos, los profundos deseos del alma o/y del corazón.

No es solo el emitir en voz alta un pensamiento pensando que algo o alguien lo escuchen mientras yo me quedo con los brazos cruzados y siguiendo con las rutinas de la vida diaria.

Todos hemos escuchado hasta la saciedad hablar del  poder del pensamiento. Pero sabemos utilizar todo ese infinito poder? La verdad es que yo creo que de una manera un tanto inconsciente y la mayoría de las veces negativo, sí que lo utilizamos. El ‘no valgo para nada’ el ‘no tengo suerte’  ‘el no tengo suerte en el amor’… son decretos más o menos inconscientes que constantemente enviamos al universo. De nuestro interior, pasando por nuestra mente y dichos en voz baja o alta, y enviados  hacia el universo. Constantemente bombardeamos las energías que nos rodean con estos pensamientos.

Y, lo creas o no, lo que dices, aquello de lo que estas convencido-a, es lo que creas. El cerebro, el pensamiento no tiene ningún sentido del humor. Si tú dices ‘todo me va mal’  tu energía mental estará constantemente creando las circunstancias necesarias para complacerte y materializar esa realidad que tú no paras de evocar una y otra vez. De decretar.

Muchas personas sienten que les falta algo, y ya, ahogadas, buscan a derecha e izquierda. Acuden a un taller tras otro, se informan y entusiasman de alguna actividad… para un tiempo más tarde darse cuenta de que eso o aquello no les llena. Porque el vacio interior o existencial sigue estando ahí, a veces todavía peor que antes.

¿Por qué? Pues porque es un cambio desde fuera hacia dentro lo que están intentando hacer. Y no digo que esto no se pueda hacer. Pero digo que es más difícil.

Todos los procesos deben surgir del interior hacia el exterior. Es decir, desde lo más profundo de nuestra alma, corazón, ser interior, yo interno… eso nos va a llevar a cambiar nuestra forma de pensar y a consecuencia de ello, cambiarán las vibraciones que estamos creando y por ello también las circunstancias que nos rodean. Con lo cual, cambiara nuestra situación existencial.

Dicho así, parece que es un proceso rápido. Nada más lejos de la realidad. Es lento la mayor parte de las veces. Todas las grandes cosas, surjen con meses y meses de trabajo.

Los humanos son seres impacientes y demasiado a menudo, todo lo quieren ya y ahora. La perseverancia, el insistir una y otra vez, el trabajo interior… cuesta demasiado; con lo cual abandonan y se van a lo más sencillo y distraído; o peor aún, abandonan y se dejan vapulear por la vida cual hojas azotadas por el viento, sin rumbo concreto.

El poder de los decretos se basa en la repetición una y otra vez, si, pero no como un papagayo. Sino con todo nuestro poder de voluntad, metiendo en esas frases todas ‘nuestras tripas’, nuestra energía, nuestras emociones, nuestro deseo más profundo y sincero.

Yo siempre aconsejo buscar aunque sean simplemente 5 minutos para ello. Por la mañana, mediodía y noche. Y, si posible, delante de un espejo, mirándote a los ojos. Realmente merece la pena hacer esto puesto que se trata nada más y nada menos de remodelar tu vida. ¿Y hay alguien más importante para ti que tú mismo?

Si puedes más tiempo mejor. Si deseas crear ‘ambiente’ pues puedes hacerlo con un incienso que te guste o incluso con una vela de color morado que es el color de la transmutación.

En realidad, podríamos decir que es un reseteo de esa mentalidad que hemos ido adquiriendo por educación, sociedad en la que vivimos y experiencias personales. Pero que nos ha alejado totalmente de nuestra verdadera esencia espiritual. Nos hemos olvidado que esta vida no es un valle de lágrimas. Nos hemos puesto por encima un velo de tristeza y lutos, que nos ahogan y nos asfixian y sobre todo que nos impide brillar. Con luz. Con amor. Hemos olvidado que somos almas bellas y que estamos en un planeta escuela para aprender y experimentar. No para lamentarnos y fustigarnos.

Si cambiamos nuestra forma de pensar, si nos conectamos  con nuestro  yo espiritual interior; sacaremos  a la superficie a verdadera esencia divina que hay en cada uno de nosotros. y nos daremos la oportunidad de retomar y recontactar con nuestra esencia divina, porque, lo creamos o no, somos hijos de DIOS. Y tal como una gota del océano no forma el océano, claro, pero en esa gotita, esta todo el potencial  reunido. Como hijos de DIOS, tenemos en nuestro ADN todos los elementos latentes para despertarnos, si así lo deseamos.

Lo más duro: el trabajo interior. Que puede ser largo y tedioso, sobre todo al principio.

Lo más fácil: seguir tal y como estamos.

Así, he pensado que cada semana voy a dar un decreto. Y explicarlo un poquito. No sé si esta llamada mía tendrá eco en algún alma. Pero sé que al menos debo intentarlo. Porque amiga- amigo, si a mí me ha ayudado, también puede ayudarte a ti.

Evidentemente, habrá almas que ya han superado este estado. Pero hay muchas otras que dan vueltas y vueltas en este estado de desesperación, de enjaulamiento, esperando ese rayito de luz que les indique por dónde  empezar a avanzar y que tanto ansían en lo más profundo de su ser.

Con todo mi amor…

Deja un comentario