Luna Nueva: Esta fase marca el nacimiento de una lunación y por ello será el momento óptimo para iniciar un nuevo propósito, dándole forma en nuestra mente para pasar a la práctica durante el ciclo que se abre. La mente está más receptiva por lo que es ideal para meditar y encontrar respuesta a las cuestiones que nos preocupan. La noche más oscura del mes lunar invita a la introversión a la conexión con nuestro interior. Ahora debemos plantar las semillas de lo que haremos en un futuro más o menos inmediato.
Biológicamente el cuerpo está más dispuesto para desintoxicarse; cualquier propósito de abandonar un mal habito y hacer algo bueno por nuestra salud surtirá muy buen efecto. Es también el tiempo ideal para hacer un ayuno a fin de purificar el organismo si se hace periódicamente y sin abusar.
En magia, la luna nueva no es muy utilizada, pero es sin embargo la fase ideal para hacer limpiezas y descargas a fin de repartir hacia un nuevo ciclo.
Luna Creciente: Estos catorce días son ideales para iniciar cualquier proyecto que deseamos que prospere, que crezca en intensidad e importancia. Es una fase óptima para tratamientos de fortalecimiento, para que el cuerpo asimile vitaminas o para nutrirnos, ya sea a nivel físico, espiritual o mental. Lo que se inicie ahora estará cargado de fuerza. Debemos dedicarnos a hacer o tomar lo que nos resulta beneficioso, pues al ser una influencia que crece en intensidad, lo que nos perjudica también lo hará más intensamente en esta fase. Si nos operamos, el sangrado será mayor, si abusamos de la comida, engordaremos con mayor facilidad y también retendremos más líquidos, si nos cortamos el pelo, este crecerá más rápidamente, etc.
En magia, la luna creciente se utiliza para todos aquellos rituales cuya finalidad sea aumentar o atraer hacia nosotros, ya sean personas o situaciones. Cuanto más cerca esté de la luna nueva – una vez ésta haya pasado, evidentemente – más fuerza y más impulso tendrán nuestros trabajos.
Luna llena: Es propicia para el sexo, la fertilidad, y la atracción entre parejas, ya que nos encontramos más excitados en esta fase que invita a la exteriorización. Los sentidos están más despiertos y cualquier propósito puede culminar con rapidez. También la creatividad, intuición y las facultades extrasensoriales están agudizadas. El cuerpo asimila con mayor rapidez e intensidad, por lo cual absorbe y retiene líquidos en mayor proporción. Es una fase desaconsejable para cualquier operación, corte o vacuna, pues las heridas cicatrizan peor y sangran con mayor intensidad.
En magia, esta fase se utiliza para potenciar los rituales ya hechos o bien para peticiones urgentes. Una cita de amor en esta fase, potenciada con un rito apropiado… lleva directo a la séptima luna.
Luna Menguante: Los catorce días en que la luna decrece marcan el declive del ciclo. Ideal para llevar a cabo aquello que deseamos ver terminado del modo más eficaz y rápido. Es periodo de arrojar, desechar, utilizar nuestras energías en desprendernos de lo que ya hemos asimilado, a fin de vaciarnos y entrar en el próximo nuevo ciclo prestos a nutrirnos de lo nuevo tras haber desechado lo caduco. Son dos semanas idóneas para eliminar toxinas, llevar a cabo tratamientos adelgazantes y operarnos, ya que el sangrado será menor en esta fase. También notaremos que aun comiendo lo mismo, no engordamos tanto, por lo que podemos aprovechar para darnos esos pequeños caprichos gastronómicos que es mejor aplazar en la fase creciente.
En magia la luna menguante se utiliza para todos aquellos trabajos y rituales cuya finalidad sea alejar de nosotros personas o situaciones molestas. Todo aquello que queramos ver salir y desaparecer de nuestras vidas. También para todos los rituales de separación.